Por LAURA CRUSELLAS, autora de Rentia.org
Grecia es un país tan fascinante y con tantas posibilidades en unas vacaciones que es difícil saber dónde emplazar el destino de un próximo viaje. En mi caso empecé queriendo conocer las dos islas clásicas griegas, Santorini y Mykonos; y por ‘clásicas’ me refiero a más conocidas, pero tras comprobar lo turísticas que eran en los meses estivales se esfumaron mis ganas por conocerlas en esa fecha. Rodas, Milos, Corfú… Había otras muy interesantes pero cada una en una zona del extenso archipiélago; estaba hecha un lío. Y entonces pensé, ¿y por qué no empezar por la más grande? Y así fue cuando empecé a enamorarme de Creta. Pensé que una semana allí sería suficiente para conocerla a fondo, y sólo tuve tiempo de centrarme en la parte más occidental. Si también estás pensado en viajar a Creta, aquí puedes conocer el itinerario realizado durante la tercera semana del mes de junio de 2014.
Lunes, llegada a Chania
Volamos al aeropuerto de Chania, uno de los dos que hay en la isla. Nada más bajar, seguimos las señales que indicaban ‘bus’, y por menos de dos euros compramos nuestro billete hasta el centro de la ciudad. Es la segunda más grande de la isla y uno de los lugares más recomendados para alojarse en Creta debido a la amplia variedad de opciones de ocio, culturales y comerciales que ofrece a los turistas. Al bajar de la estación central de autobuses, nos dirigimos a coger uno de los buses locales en la plaza cercana de ‘1866’, ya que nuestro aparta-hotel estaba en el núcleo urbano de Agii Apostoli. Tras dejar el equipaje y sorprendernos de las buenas instalaciones de la habitación, nos dimos el ‘primer chapuzón’ en aguas griegas mientras veíamos el atardecer. Después, tuvimos nuestra primera toma de contacto con la gastronomía local y el adjetivo que la define es ‘excelente’; lo mejor del Mediterráneo se concentra siempre en cada plato. Sin duda, fue el mejor recibimiento que podía imaginar tener en Creta.
Martes, Playa Elafonisi
No voy a mentir; uno de los motivos que me hicieron decantarme por Creta fue esta playa: Elafonisi. Si pones ‘las mejores playas de Europa’ podrás leer que esta es una de ellas, o por lo menos una de las más impresionantes. Además de un agua turquesa y cristalina, la arena es de color rosa debido a la erosión de los corales. Así que tras alquilar un vehículo a primera hora de la mañana nos dirigimos hasta el suroeste de la isla para conocerla. Un camino con curvas y lleno de turistas nos acompañó durante gran parte del trayecto, pero como resultado llegamos hasta esta joya de la naturaleza. ¿El único inconveniente? El de siempre, la masificación. Pero una de las ventajas de esta playa, es que su extensión permite que sea posible encontrar rincones alejados del turismo. Para los que quieran pasar un día de alquiler de tumbona y sombrilla y comer de restaurante, también encontrarán aquí todo tipo de instalaciones.
Miércoles, Laguna de Balos
Parecía imposible superar en el viaje un espectáculo tan paradisiaco como Elafonisi, pero en mi caso fue ‘desbancada’ o al menos igualada, por la Laguna de Balos. Está en la punta más noroccidental de Creta y su acceso, digamos que es un tanto ‘rural’. Pero visitar Grecia es sinónimo de aventura, así que hay que estar dispuesto a aguantar 7 kilómetros de baches y que el coche se llene de polvo (qué más da, si es de alquiler…); eso sí, las vistas por los acantilados son insuperables. Y precisamente mi pregunta era, “si vamos a una playa, por qué estamos cada vez ascendiendo más…”. Y la respuesta la comprobaría una vez llegados al aparcamiento y cuando tuvimos que descender un kilómetro y medio por un fatigoso sendero. Digo fatigoso porque a la vuelta lo fue; a la ida entre la emoción y que era todo ‘cuesta abajo’ ni me enteré. El resultado es una hermosa laguna donde parece una gran piscina de aguas tranquilas, poco profundas y turquesas. Los amantes de lo turístico tendrán tumbonas, sombrillas y restaurantes para elegir; los que preferimos el relax, nos escapamos hasta un rincón y disfrutamos de este paraíso en el que a pesar de estar tan masificado parece todavía que sea un playa virgen.
Jueves, día en Frangokastello
Mi ‘cupo de playas espectaculares’ ya había acabado en Creta, pero no quitaba para que viera otras zonas de baño muy hermosas como fue el caso de Frangokastello. Se encuentra el suroeste de la isla y fue la peor carretera por la que fuimos; demasiadas curvas y como siempre la anchura y los animales que se pasean por la calzada te hacen estar en alerta constante. Pero en nuestro destino nos esperaba un bonito castillo a orillas de una playa de aguas limpias, perfectas para bucear y donde parecía que los turistas no habían visto en el mapa. Tras una jornada buscando cangrejos por las rocas, buceando por los alrededores y disfrutando del Mediterráneo, fuimos a conocer el interior del castillo. Su entrada cuesta 1,50 euros, y aunque no es mucho, tampoco es mucho lo que ofrece su interior exceptuando unas bonitas vistas.
Viernes, visita a la ciudad de Rethymo
Cambiamos el coche de alquiler por el transporte urbano y nos fuimos en autobús desde Chania hasta la ciudad de Rethymo. Ésta última es la tercera más grande de la isla, y junto con Chania, cuenta con un pintoresco puerto veneciano bordeado por locales de hostelería y tiendas de recuerdos animando a los turistas comprar. No cuentan con impresionantes monumentos o espectaculares templos religiosos, pero ambas ciudades son muy agradables para pasear, disfrutar de la económica gastronomía local y comprobar que el agua en los puertos también puede ser cristalina. El viaje en autobús dura una hora, el coste ronda los 6 euros por persona y ambas estaciones están junto al casco antiguo, por lo que es fácil moverse y recorrerlas.
Sábado, Palacio de Knossos
Y como el domingo nuestro vuelo salía desde el otro aeropuerto de la isla, el de Heraklion, nos dirigimos el sábado hasta la capital cretense. Es la ciudad más grande, la elegida para los turistas jóvenes que buscan ocio y diversión y un reclamo turístico para los que quieren conocer el monumento más famoso de Creta: el Palacio de Knossos. Fuera del país no son muchos turistas los que han oído hablar de él, aunque a todos les suena ‘algo’ si decimos que era el Palacio del Minotauro. Y es que la mitología es la mejor aliada para atraer a millones de visitantes al reclamo turístico más famoso de Creta. Sin embargo, el calor insoportable, la masificación y la excesiva reconstrucción del complejo fueron los ingredientes que convirtieron mi visita en una pequeña decepción. Es evidente su importancia histórica, pero en ocasiones parecen ‘vendernos una moto’ que no es; y eso no compensa los 6 euros de entrada que cuesta. Pero esto no ‘emborronó’ el resto del hermoso viaje a Creta, sino que nos dejó con ganas de más, mucho más; así que queda pendiente un futuro viaje a la parte oriental de la isla.
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Relato de un viaje a Creta. |