Por FRANCISCO LOZANO ALCOBENDAS
"¡Edimburgo, la ciudad del frío!", exclamó una señora al bajar
del avión. Era el 6 de Diciembre de 2006. Probablemente estaríamos a
unos 6º C, temperatura muy moderada si tenemos en cuenta que la latitud
de Edimburgo coincide con la de Moscú, pero el viento y el ambiente
húmedo hacían que el frío pareciera más intenso.
En los días siguientes íbamos a pasar mucho frío. En esta época del año,
el sol se pone antes de las 4 de la tarde, aunque hasta esa hora tampoco
puede decirse que caliente mucho. Eso, suponiendo que salga en algún
momento de detrás de las nubes. En verano, por el contrario, los días
son largos y la temperatura muy agradable, pero la ciudad está
abarrotada de visitantes. Sobre todo en agosto, durante el Festival
de Edimburgo (que en realidad no es un único festival, sino una
serie de festivales oficiales e independientes que se celebran cada año
a lo largo del citado mes).
Castle Rock
El Castillo de Edimburgo es una antigua fortaleza que, desde su
posición sobre la cumbre volcánica llamada Castle Rock, domina la
ciudad. Es el lugar más visitado de Escocia y, sin duda, merece el
elevado precio que hay que pagar por la entrada. Sobre todo por las
vistas. Desde el Castillo se tienen unas magníficas vistas de la Old
Town (la ciudad vieja), que se estira a lo largo de la Royal Mile hasta llegar al Palacio de Hollyroodhouse. Más allá del palacio puede
verse el pico, también de origen volcánico, llamado Arthur's Seat.
A mano izquierda, paralela a la Old Town y separada de ésta por
los jardines llamados Princes Street Gardens y la estación de
ferrocarril de Waverley, que ocupan el lugar en que estuvo el pantano Nor Loch (el cual limitaba por el norte el crecimiento de la ciudad
hasta que fue desecado), vemos la New Town (la ciudad nueva),
cuya construcción se inició en el siglo XVIII. Al fondo, la New Town acaba a los pies de esa especie de moderna acrópolis que es Calton
Hill.
En el interior del Castillo hay un autoservicio en el que se puede comer
algo al mismo tiempo que se disfruta de las vistas.
La Royal Mile
La Royal Mile es el nombre que popularmente
se da a la sucesión de calles que forman la espina dorsal de la Old
Town de Edimburgo. Como su nombre sugiere, la longitud de esta
sucesión de calles es de una milla escocesa. Partiendo de la Explanada
del Castillo, la Royal Mile llega al Palacio de Holyroodhouse, al
otro extremo de la ciudad vieja (en realidad, el palacio y el último
tramo de la Royal Mile quedaban, históricamente, fuera de los
límites de la ciudad). Primero se llama Castlehill, y no es
otra cosa que la empinada calle de acceso al Castillo. Luego se
transforma en Lawnmarket. Después pasa a ser High Street (la calle principal de la ciudad). Por último, cambia su nombre por el
de Canongate, antes de convertirse en Abbey Strand a la
entrada del palacio (levantado junto a la antigua abadía). La Royal Mile es, junto con Princes Street, la calle más transitada por los
forasteros que visitan Edimburgo.
Avanzando por High Street, vemos a la derecha la mole de la catedral
de St Giles, que, por cierto, dejó de ser catedral en sentido
estricto cuando los escoceses adoptaron el Presbiterianismo. El templo
actual procede, en su mayor parte, del siglo XV, y se levantó sobre los
restos de una iglesia del siglo XII. No dejes de visitarlo (por cierto,
la entrada es gratuita).
El último tramo de Canongate está dominado por la futurista mole de la
sede del Parlamento escocés, diseñada por el español Enric Miralles. Se
trata de una obra muy controvertida, entre otras razones porque parece
totalmente fuera de lugar en su emplazamiento frente al palacio de
Holyroodhouse. Resulta completamente ajena a la Old Town, es como un
gigantesco pegote llegado de otra galaxia. Muy elogiada en el mundo de
la arquitectura, no parece que guste nada al escocés medio. Delante del
edificio hay varios estanques de formas irregulares, algunos de ellos
protegidos por vallas metálicas provisionales (imagino que debían
resultar bastante eficaces como trampas para caminantes despistados).
Calton Hill y la New Town
Calton Hill es una colina (cómo no, de origen volcánico) que se levanta
al este de la New Town. Subimos a la colina después de comer,
como está mandado, para contemplar la ciudad al atardecer. Una vez
arriba, pudimos ver de cerca el Monumento Nacional, el Monumento a
Nelson y el Observatorio de la Ciudad. Todo allí tiene un aire
irreal, como de parque
temático. Uno se pregunta: ¿que pinta una acrópolis griega en Escocia?
Al bajar visitamos la tumba de David Hume en el cementerio que hay en la
falda de la colina. Luego, paseamos por la New Town, que nació
como solución a la sobrepoblación de la Old Town. La ciudad, cuya
expansión se había visto limitada por el pantano, había crecido durante
mucho tiempo sólo hacia arriba. En el siglo XVIII, se le añadía este
"ensanche" de plano ortogonal (en cuadrícula) al otro lado del Nor
Loch. Tras recorrer Princes Street, la calle comercial por
excelencia de Edimburgo (que sólo tiene edificios en su lado norte y
ofrece magníficas vistas de la ciudad vieja y el Castillo) llegamos a la
muy elogiada Charlotte Square, que, debido a su pobre
iluminación, tiene un aspecto fantasmal.
Roslin. La Rosslyn Chapel
El último día de nuestra estancia en Edimburgo caminamos hasta St
Andrew Square y allí tomamos el autobús número 15 de Lothian
Buses. Este autobús se ha hecho muy popular últimamente, porque es
el que (al precio de una libra esterlina)
te lleva hasta el pueblo de Roslin, en el cual, en el siglo XV, se
construyó la Rosslyn Chapel. No, no hay ningún error
ortográfico: el nombre del pueblo se escribe Roslin, y el de la
capilla Rosslyn. Cosas de los escoceses, que son muy raros.
Roslin es un pueblecito agradable y, desde que la Rosslyn Chapel fue utilizada como escenario de la película El código Da Vinci, es además un lugar muy visitado. Sin duda, la capilla resulta misteriosa
y evocadora. Su interior está cubierto de tallas de piedra, entre las
que no faltan los símbolos paganos (como el Green Man, símbolo del
renacimiento o la fertilidad). Destaca la magnífica Columna del Aprendiz
(o Apprentice Pillar), que ocupa un lugar de honor en esta
pequeña capilla, junto a las escaleras de acceso a la cripta. Cuando
visites Edimburgo, no dejes de pasar por Roslin.
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Notas de un viaje a Edimburgo (Escocia, Reino Unido). |