Parece ser que el “gigante dormido” ya se está despertando.
China no tan solo se está abriendo al exterior, modernizando y
“occidentalizando” a pasos agigantados, sino que desde Europa los
nuevos vuelos directos nos acercan cada vez más a esta apasionante
cultura milenaria, hasta el punto de que es hoy día uno de los destinos
turísticos de moda.
Los itinerarios dentro de este país, veinte veces mayor que
España, son infinitos. Nosotros hicimos un recorrido próximo a la costa
este, desde Beijing hasta la provincia de Guangxi, y desde allí a
Shanghai. Vimos parte de
la China
imperial, hicimos un crucero por el Yangtze y sus Tres Gargantas, cerca
de Yangshuo navegamos el río Li rodeados de un paisaje cárstico
increíble, descansamos en Ping’an rodeados de terrazas de arroz junto a
las etnias zhuang y yao, y acabamos en la cosmopolita Shanghai bajo la
sombra de sus más de cuatro mil rascacielos.
Un variado y sencillo viaje “de introducción” a un país que
aún hoy sigue siendo un gran desconocido lleno de tópicos. Hay que
destacar el desconocimiento absoluto del inglés por el 99,9% de la
población, no intentéis hablar chino cada símbolo puede llegar a tener
hasta ocho entonaciones (y significados) distintos, vete tú a saber lo
que le estás diciendo. A pesar de la mala fama que tiene el
funcionariado nosotros no tuvimos ningún problema, bien al contrario
siempre nos ayudaron tanto como pudieron dentro de sus posibilidades.
Otro aspecto a destacar es el enorme turismo interno que invade todas
sus atracciones turísticas. Y por supuesto la comida, escorpiones, arroz
o berenjenas, cualquier cosa que se te ocurra, todo ello deliciosamente
cocinado.
China es un país que a pesar de las reticencias con las que
empecé el viaje, me ha dejado muy buen sabor de boca, y muchas ganas de
volver. Ya me relamo solo de imaginarme tomando un plato de fideos en
algún puesto callejero amenizado por una cerveza Tsingtao bien
fresquita.
BEIJING,
4 a
7 de septiembre
Beijing se fundó
el año 1045 antes de nuestra era, y durante 800 años fue la capital de
las dinastías Liao, Jin, Yuan, Ming y Qing. La cantidad de edificios y
testimonios de la época imperial es impresionante. Dentro de la ciudad
hay tres monumentos considerados por
la UNESCO Patrimonio
de
la
Humanidad
:
la Ciudad Prohibida
,
el Palacio de Verano y el Templo del Cielo, y en sus alrededores están:
la
Gran Muralla
y el Sitio del Hombre de Beijing. Templos, museos, numerosos parques y
jardines, la oferta es ilimitada.
4
de septiembre
Aterrizamos en Pekín
alrededor de las 6:00 de la mañana, en un vuelo de Finnair procedente de
Barcelona con escala en Helsinki, que nos costo 525€ mas tasas, un
precio difícil de mejorar. Por 96
un taxi nos lleva al hotel que ya habíamos reservado previamente por
Internet, situado en pleno centro del hutong Sanjing, los callejones que conectan el
interior de la ciudad vieja.
Beijing
Far East Hotel, TieShuXieJie Xuanwu District. 220
habitación doble con baño, toallas, jabón, cepillo de dientes, tv,
nevera, dos sofás. Limpio, aunque con moqueta. Desayuno buffet libre 28
CNY. Quiosco con prensa y refrescos. Agencia de turismo, organiza
excursiones a la gran muralla, ópera...
Tras despojarnos de las mochilas y lavarnos los dientes,
cambiamos dinero (1€=9,95
)
y nos vamos dando un paseo hasta
la Plaza
de Tiananmen,
que antiguamente
era la entrada a la ciudad Imperial. Es una enorme plaza de 800 mts x
420 mts, rodeada de edificios de aspecto socialista, donde destacan el
Mausoleo de Mao Zedong, el Monumento a los Héroes del Pueblo, y sobre
todo
la Puerta
de
la Paz Celestial
presidida por un enorme retrato de Mao. Esta llena de actividad, bullicio, cometas, turistas, y
chinos haciéndose fotos frente al retrato de Mao.
Por
la Puerta
de
la Paz Celestial
entramos a la Ciudad Prohibida, 60
,
en teoría uno de los platos fuertes de la visita a China. Fue la residencia imperial de 24 emperadores durante más de 500 años.
Construida entre 1407 y 1420, se dice que trabajaron más de un millón de
obreros y cien mil artesanos. Desde
la Puerta
de
la Paz Celestial
hasta
la Puerta
del Valor Militar Divino, pasando por el famoso Salón de
la Armonía Suprema
,
que contiene el trono imperial, el Palacio de
la Pureza Celestial
,
el Jardín Imperial, o alguna de sus 9.999 habitaciones, un vistazo
rápido al palacio nos llevo mas de tres horas, y eso que están
restaurando casi todos los edificios de cara a Beijing 2008.
Para mi ha sido una de
las grandes decepciones del viaje, no es mas que un montón de cemento,
ladrillo rojo y tejas amarillas esparcidos en
720.000 metros
cuadrados
carentes de ningún tipo de vida o encanto. El fiasco es aún mayor si lo
comparas con otros palacios asiáticos de su estilo como el Palacio Real
de Phnom Penh o el Gran Palacio de Bangkok.
Cansados por el
intenso calor y el largo vuelo en avión, vamos al hotel a dormir un par
de horas. Acabamos el día en el Templo del Cielo, 35
,
construido en 1420 durante la dinastía Ming. El emperador acudía a él
dos veces al año, al principio de la primavera para rogar por una buena
cosecha, y durante el solsticio de invierno para agradecer al cielo por
la cosecha. El altar es una gran plataforma redonda escalonada de mármol
blanco rodeada por un muro cuadrado. Es un simbolismo del cielo
(redondo) dentro de la tierra (cuadrada). Desde el altar se ven los
otros dos edificios destacados:
la Bóveda Imperial
del Cielo, conocida como
la Pared
del Eco debido a la particular forma que tiene de transmitir el sonido,
y el Templo de las Rogativas por Buenas Cosechas, un majestuoso templo
redondo de
38
metros
de altura y 30 de diámetro, con un triple tejado azul oscuro.
Volvemos al hotel en taxi, la mayoría de desplazamientos
dentro de las ciudades chinas los hicimos en taxi, es cómodo y barato,
entre 1 y dos euros desplazamientos de unos treinta minutos. Cenamos
dentro del hutong 86
cuatro personas.
5
de septiembre
Al día siguiente
desayuno en el hotel y visita al Palacio de Verano, 50
.
A 15km del centro, ocupa casi
300
hectáreas
de las que una tercera parte es agua. Construido durante la
dinastía Jin, es el Jardín chino por excelencia. Todo el complejo
incluye más de 3.000 estructuras, incluyendo edificios, templos, torres,
puentes y habitaciones privadas. Paseos en barca por el Lago Kunming, a
pie por el Jardín de
la Armonía
o Suzhou Market St., visitar
la Sala
de
la
Benevolencia
que usaba como oficina el emperador, visitar cualquiera de los
múltiples pabellones que hay en
la Colina
de
la
Longevidad
, o disfrutar de las vistas desde la cima. Nosotros gastamos un día
entero, y se podría estar alguno más.
Por
la noche hemos ido a la opera al Teatro Liyuan, 80
.
La representación resulta ser una maravilla, una combinación de teatro,
música, acrobacias, artes marciales y gimnasia, todo integrado en este
género perfectamente combinado y armonizado. Se puede seguir
perfectamente pues es subtitulada en ingles, la historia es de lo mas
normal, chico conoce chica… Acabamos en un mercadillo nocturno comiendo
algunos escorpiones…
Antes de irnos a dormir dejamos contratada en el hotel la
excursión de mañana a
la Gran
Muralla.
6
de septiembre
El gran día empieza a
las cinco de la mañana, ducha, y desayuno en el buffet libre Desde el hotel una furgoneta (110
)
nos acerca en tres horas a Jinshanling (30
)
a
140 km
de Beijing. Estamos a las puertas
de
La Gran Muralla.
Escogemos los tramos de Jinshanling y Simatai, por
estar menos saturados de turistas, menos restaurados y seguramente serán
más auténticos. Haremos un recorrido a
pie de
10 km
rodeados sólo de montañas y árboles.
La gran muralla es la
obra por excelencia de China. Se empezó a construir hace más de 2.500
años para intentar protegerse de las amenazas de los nómadas del norte.
El terreno hacía de barrera natural, y la muralla ofrecía protección y
una ventaja de altura desde la que defenderse de los atacantes. Mide la
friolera de
6.350 km.
de largo, y se dice que es la única obra humana que se puede ver desde
el espacio.
El
tramo de Jinshanling se empezó a construir en 1368 durante la dinastía Ming. Tras subir una
empinada colina alcanzamos la muralla. Esta hecha de piedra y ladrillo,
tiene una altura media de ocho metros y un ancho de cinco. Todo el
camino esta salpicado de torres de vigilancia, que en algunos casos se
usaban también como almacenes de comida, grano o armas. Tras un par de horas
caminando conectamos con el tramo de Simatai (40
).
Apenas ha sido restaurado, puede decirse que está en su mayoría como
hace 500 años cuando se construyó durante la dinastía Ming. Aquí el
camino es más empinado y estrecho, hay pendientes de hasta el 80%, y
algunos tramos hay que caminarlos por el exterior de la muralla, debido
a su deteriorado estado de conservación.
Todo el recorrido (10 km.) puede hacerse en menos de cuatro
horas sin excesivo esfuerzo. Hay que llevar calzado cómodo y ropa
ligera, lo más duro será el calor. Pero no preocuparse, durante todo el
recorrido hay gente vendiendo agua y refrescos diversos.
Tres agotadoras horas en la furgoneta nos llevan de vuelta
al hotel. Ducha, paseo y cena por la zona de Wangfujing Dajie, una zona
comercial sin ningún tipo de interés más que la sorprendente profusión
de neones que tanto entusiasman a estos chinos.
7
de septiembre
Ultimo día en Pekín, hoy por la noche cogeremos el tren a
Pingyao, mientras aprovechamos para visitar algo más. Cogemos el metro y
nos acercamos al Templo de los
Lamas Es el
templo budista tibetano más importante fuera del Tibet. Lo encontramos
lleno de devotos orando y haciendo ofrendas de incienso y flores de
loto. En su origen fue construido como el palacio del príncipe Yongzhen,
antes de subir al trono imperial de la dinastía Qing. Cuando Yongzhen se
convirtió en emperador, no parecía conveniente permitir que ningún otro
miembro de la familia real viviera en su palacio, por lo que se decidió
convertirlo en un templo. Lo más llamativo quizás son los grandes
molinos de oración junto al Salón de
la Eterna Armonía
, y en el ultimo pabellón, el Salón de las Diez mil
Felicidades, un escultura de Buda de
18
metros
tallada en un sólo tronco de sándalo, la mayor del mundo en su género.
Cruzando
la calle se encuentra el Templo de Confucio, 10
.
Fue fundado en 1302 bajo la dinastía Yuan, y es el segundo más grande
dedicado a Confucio después del de Qufu. Se pueden visitar
la Academia Imperial
,
una sala que alberga una buena colección de instrumentos musicales
antiguos, y un puente del parque adornado con cientos de estelas con los
nombres de los candidatos que superaron el grado más alto del sistema de
exámenes confuciano. Tal vez el lugar más importante sea el pabellón
donde se conservan varios cientos de estelas de piedra en las que están
grabadas las enseñanzas de Confucio. Desafortunadamente las obras de
restauración nos privaron de algunas cosas...
En taxi nos acercamos al Parque Jingshan. Es el punto más alto de Beijing, justo
al norte de
la Ciudad Imperial.
Fue construido en 1179 durante la dinastía Jin, y fue de uso exclusivo
del emperador durante las dinastías Yuan, Min y Qing (1911). Es un
bonito parque imperial, a la entrada hay una exposición de peces y
bonsáis, el césped verde y bien cuidado está por doquier, altos árboles,
ardillas y flores de todo tipo. Es famoso por albergar más de 200 tipos
de peonías entre abril y mayo. Desde lo alto de la colina hay diferentes
miradores desde los que contemplar
la Ciudad Prohibida
, si las obras no lo impiden.
Enfrente
de él está el Parque Beihai. Es un milenario jardín imperial de las dinastías Liao,
Jin, Yuan, Ming y Qing. Ocupa una extensión de
700.000
m²
,
donde más de la mitad es agua. ¿Qué ver? El Templo de los Cinco
Dragones, el Muro de los Nueve Dragones,
la Habitación Jingxin
, el Muro Circular, y lo más destacado:
la Pagoda Blanca.
Es el punto mas alto de la isla Qiong, mide
40
metros
de altura, y está toda ella construida en piedra blanca. En su interior
hay libros sagrados, ropas y cazos para limosnas budistas, incluso huesos
y cenizas de monjes de recta moral y buenos comportamientos. Pasear,
comer, beber algo, alquilar un bote... un lugar tranquilo donde
relajarse.
Tras una intensa mañana llena de visitas nos acercamos a un
restaurante a probar el pato laqueado, una
receta que se remonta a la época de la dinastía Ming, y que se sirve en
restaurantes desde hace 400 años. Otro de los reclamos turísticos
de la capital china. Pasamos a recoger las mochilas y nos dirigimos a
la
Estación
del Oeste. El acceso se hace lentamente debido al apelotonamiento de la
gente dejando los paquetes en las cintas de escaneo, subimos a la planta
superior donde se encuentran los andenes, y lo recorremos entero hasta
llegar al vagón 14 donde se encuentran nuestras literas. Hay 66 camas
por vagón distribuidas en compartimentos para seis personas cada uno,
dos literas triples. Sábana, toalla, manta y termo de agua caliente,
limpio, dos azafatas por vagón, dos lavabos turcos sin cadena y un baño
con dos lavamanos. Además pasan carritos con galletas, fruta e incluso
carne en salsa. A las 22:00 se apagan las luces.
PINGYAO, 8 de septiembre
Pingyao es una pequeña ciudad de 40.000 habitantes a mitad
de camino entre Pekín y Xi'an. Fundada en el siglo XIV, mantiene buena
parte de su arquitectura original de las épocas Ming y Qing, además de
conservar la muralla original construida en 1370 que rodea el casco
antiguo. El ambiente es plenamente feudal,
la Torre
de
la
Campana
ocupa el centro, las calles están adoquinadas y adornadas con farolillos
rojos, las casas son de estilo tradicional con amplios y bonitos patios,
hay templos, antiguas oficinas de cambio convertidas en museos, tiendas
por doquier, restaurantes... Toda la ciudad, dominada por el color gris
de ladrillos y tejas, es un gran monumento. Patrimonio de
la
Humanidad
desde 1997.
La disposición de la ciudad representa una tortuga, símbolo
de la longevidad y la paz. La puerta sur representa la cabeza, la puerta
norte la cola (lugar donde descarga la lluvia y el alcantarillado), las
cuatro puertas a oeste y este son las cuatro patas, y sus cuatro
avenidas, ocho calles y 72 callejuelas simulan el dibujo del caparazón.
8
de septiembre
El tren llega a las 6:00, hace un frío que pela. En el
ricksaw que nos lleva hasta el hotel nos quedamos helados. Para colmo
nos informan de que una avería eléctrica nos ha dejado sin agua
caliente. En fin…
Yamen
Hostel, 69 Yamen St., 180
hab. doble, ducha, baño, jabón, cepillo de dientes, peine y gorro para
la ducha. Desayuno 18
,
café 5
,
taza de chocolate 10
.
Internet gratis. Ubicado en una casa tradicional construida en 1791,
tiene varios patios adornados con farolillos rojos, las habitaciones
están amuebladas al estilo Ming y Qing, y se respira un agradable
ambiente de paz y tranquilidad. Inglés fluido en recepción. Reserva y
compra de billetes de tren y autobús. Pertenece a la cadena YHI.
Pingyao puede visitarse en un día. Para disfrutar de algo
más que el placer de pasear por sus calles, y visitar los principales
lugares de interés de la ciudad antigua, templos y casas
fundamentalmente, hay que sacar un pase de 120
.
Una vez comprado visitamos a lo largo del día los siguientes puntos:
Ri
Sheng Chang, Xie Dajie 38. Un pequeño negocio de tejidos de finales del siglo XVIII prosperó y se
expandió por otras ciudades comenzando a emitir cheques y convirtiéndose
en un centro de financiación que daría lugar al primero de los bancos
chinos (tongs ). Llego
a ser de gran importancia para la economía del imperio Qing (1644-1911).
Lei Lütai, gerente de la entidad, gestionaba la administración de
decenas de sucursales en todo el país desde una sencilla habitación de
menos de veinte metros cuadrados. Hoy convertido en museo, se pueden
visitar sus tres patios, cajeros, mas de una docena de habitaciones, y
áreas de descanso para clientes vip. Imprescindible.
Bai Chuan Tong, Nan Dajie 109. Antigua casa de cambio convertida en museo
de muebles. Además se pueden visitar los antiguos dormitorios, salas
diversas, la cocina y un cuarto para tomar el rapé (y probablemente el
opio), todo ello equipado y adornado en estilos Míng y Qing.
The Ancient Government Building. Construido en 1346 en estilo Yuan, ha sido reconstruido la mayor parte
en estilo Ming. Tiene media docena de patios, una prisión, una sala para
la corte, salas de reuniones, zonas residenciales y jardines. Es una
copia en miniatura del palacio imperial.
Templo Cheng Huang. Es un templo de profundo sentimiento religioso y cultural en la ciudad.
De estilo taoísta, llama la atención el tejado de tejas azules y verdes
decorado con múltiples animales y motivos florales típicos de la
dinastía Qing. Aunque construido durante la dinastía Song, sufrió serias
restauraciones durante las dinastías Ming y Qing. Dentro de sus
7.320 metros cuadrados
,
hay edificios dedicados a los dioses de
la Ciudad
,
de
la
Abundancia
y de
la Cocina.
El Templo de Confucio. Es una reliquia nacional. Data de 1163 y en su interior
hay 87 esculturas de Confucio y sus discípulos. El Museo Internacional
de Fotografía se encuentra en uno de sus patios.
La antigua residencia de Lei Lutai.
(1770-1849) Magnate financiero de la dinastía Qing, fue el fundador del
primer banco chino. La residencia se divide en cuatro patios cada uno en
diferente estilo arquitectónico.
Las murallas. Tienen
6 km.
de largo y
12 m.
de altura, están rodeadas de un foso de cuatro metros de ancho y dispone
de seis puertas de entrada. Sus setenta y dos torres de vigilancia y
tres mil almenas representan los 3.000 discípulos de Confucio y los 72
sobresalientes (discípulos de gran sabiduría).
El último lugar que visitamos, fue una interesante iglesia
católica, desvencijada y escondida, que se encuentra al cuidado de una
humilde familia. Por unos pocos yuanes de propina os abrirán el candado.
En
contra de lo previsto inicialmente pasamos la noche en Pingyao, para
salir al día siguiente a primera hora hacia Xian en autobús. Compramos
el billete en recepción por 175
. [Sigue] |