Por LAURA CRUSELLAS, autora de HOGARUS
En junio de 2012 optamos por pasar nuestras vacaciones en Malta casi por casualidad; de hecho, fue porque una de las compañías de bajo coste que operan en España sacó un vuelo de Valencia a Malta por 4 euros. Sí, tan sólo 4 euros; algo que hoy en día esa misma compañía ya no ofrece. En definitiva, cogimos los billetes sin conocer prácticamente nada de todo lo que nos íbamos a encontrar y el resultado fue inmejorable. Un agua tan limpia, tan azul y cristalina que no nos entraba en la cabeza que fuera el mismo Mediterráneo que baña las costas españolas. Elegimos la zona de Sliema para alojarnos, ya que está frente a la capital (La Valetta), bien comunicado con transporte público, cuenta con todo tipo de comercios y unas vistas espectaculares de la bahía. Tras una primera jornada recorriendo las calles de La Valetta y darnos el primer chapuzón, decidimos pasar el que sería nuestro segundo día en el país pero nuestro primer día completo de vacaciones en la isla vecina de Gozo.
Excursión a la isla de Gozo
Por el nombre de Malta se conoce tanto el país en sí como la isla más grande de las tres principales del archipiélago. Pero la isla que está más al norte y la segunda más grande, Gozo, es uno de los destinos más demandados para los turistas que buscan zonas menos masificadas. Los ferrys directos a Gozo salen desde el puerto ubicado en la parte noreste de la isla de Malta en la Terminal Chirkewwa. Se puede ir hasta allí desde diferentes puntos de la isla, en nuestro caso fue desde Sliema con la línea de autobús 222; pero llegan otras líneas como la 37, 221, N11 y X1.
Aprovecho para advertir que los autobuses, conductores y carreteras maltesas no tienen nada que ver con lo que conocemos en Europa. Aunque la flota ahora es más moderna que una década atrás (cuando todavía llevaban autobuses en los que había que tirar de una cuerda para solicitar la parada), en ocasiones sentimos que nuestro vida estaba en peligro. Lo más 'divertido' era cuando se cruzaban dos autobuses en una carretera sin asfaltar, pasaban por encima de una rotonda o se quedaban sin gasolina (sí, todo eso nos pasó en nuestro viaje a Malta). En definitiva, dos consejos cuando se usa el transporte público de Malta: ir bien agarrado y muchísima paciencia.
De Sliema a la terminal de ferris tardamos alrededor de una hora, pero sin duda, mereció la pena. Nada más llegar cogimos los billetes del barco, y como salían prácticamente cada media hora, no nos costó mucho embarcar. El trayecto duró algo más de 40 minutos en los que pudimos disfrutar de unas vistas maravillosas pasando por la tercera isla vecina de Comino, disfrutando de la panorámica que nos dejaba Gozo ante nuestros ojos y como no, con un intenso y turquesa mar Mediterráneo. Nunca había estado (ni sé si estaré) en un puerto con un agua tan clara como los de Malta y Gozo.
Recorriendo la isla: dos imprescindibles
Nada más llegar, nos avisaron de que el bono de transporte público de la isla de Malta no servía para Gozo, por lo que nos sacamos un bono diario y nos dirigimos hasta la línea 311 para llegar al 'Azure Window'. Al bajar del autobús observamos un gran espacio al aire libre, árido como si se tratara de un paisaje lunar pero con una gran roca en forma de arco que atraía la atención de los cientos de turistas que recorrían la explanada de roca. Bajo este gran arco, la luz se proyecta de forma que el agua parezca de un color azul claro diferente al resto del mar. Con mucho cuidado, ya que íbamos con chanclas, conseguimos bajar hasta los pies del 'Azure Window' y nos dimos un chapuzón en una pequeña poza con más de 20 metros de profundidad. De hecho, había escuelas de submarinismo que estaban practicando por esa zona rodeados de turistas.
Tras estar buena parte de la mañana nadando y flotando en un entorno natural único, cogimos la línea de autobús 306 para dirigirnos a otra localidad de Gozo, en este caso en el sureste de la isla: Xlendi. Es un pintoresco pueblo con una playa de arena casi inexistente donde los habitantes y turistas nadaban entre los numerosos barcos pesqueros atracados sobre el mar. Una de las cosas que más me llamaron la atención de Malta es que cuenta con muchas zonas rocosas como si 'playas' se trataran. La gente deja sus toallas y pertenencias sobre alguna roca y se lanzan a mar abierto. Afortunadamente ponen escaleras, como las de las piscinas, para hacer más sencillo el ascenso del mar a la superficie. Así que preferimos cambiar la mini-playa de arena de Xlendi por una zona de rocas acondicionada para el baño junto a una pequeña bahía. Y aunque nunca pensé que me bañaría en un puerto, el agua tan transparente y turquesa me convenció para disfrutar de ese trocito de paraíso.
La capital de Gozo: Victoria
Y nos dejamos para el final de la jornada la visita a la ciudad más grande e importante de Gozo, su capital. Aunque se llama Victoria, los malteses la conocen como Rabat, y está situada en una de las zonas más altas de la isla lo que hace que desde ella tengas unas bonitas vistas. A diferencia de La Valetta, Gzira o Sliema de la isla de Malta, Victoria conserva su ambiente tranquilo y tradicional del país alejado del turismo masivo que a veces transmiten las localidades nombradas. Y aunque es como un gran museo al aire libre donde poder fotografiar cada edificio, monumento y plaza, lo más destacado de la capital es la Ciudadela. Está emplazada en el corazón de la ciudad y se cree que fue habitada desde la época del Neolítico. Además de contar con una gran muralla que la ha protegido de numerosos ataques a lo largo de la historia, se puede ver la Catedral de Gozo y la Antigua Prisión. Y antes de que se escondiera el sol, nos dirigimos de nuevo hasta la terminal de ferris para tener ante nuestro de camino a Malta el atardecer más maravilloso de las vacaciones.
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Relato de un viaje a la isla de Gozo (Malta). |